El gran filósofo chino Lao Tzu dijo en cierta ocasión: "Gobernar una gran nación viene a ser como cocinar un pequeño pescado". Lo que quería decir era que a la hora de gobernar un país hay que saber emplear los condimentos y dar los toques adecuados para obtener buenos resultados. Esta metáfora es una clara muestra de la importancia atribuída a la comida por los chinos.
La evolución de los instrumentos y las técnicas de la cocina china se puede clasificar en dos grupos principales con diferentes estilos: el del norte y el del sur.
En general, los platos del norte contienen aceite, sin resultar empalagosos, y tiende a predominar el sabor del vinagre y el ajo.
La pasta desempeña un papel fundamental en la cocina del norte: los tallarines, bolitas semejantes a los raviolis, bollos rellenos al vapor, y pan al vapor son los platos a base de harina muy comunes.
La versatilidad de la cuchilla china hace que el cuchillo del ejército suizo parezca un juguete simplista. Puede ser utilizada para cortar, hacer muescas en los alimentos, rebanar, desmenuzar, cortar en cubitos, moler, picar, machacar, quebrar y decorar. También puede destripar, limpiar, romper y ablandar.
Entre las escuelas de cocina del sur más representativas podemos citar la de Szechwan y la de Hunan, famosas por su amplio uso de la guindilla; los estilos de Kiangsu y Chekiang, que dan una gran importancia a que los ingredientes sean tiernos y frescos; y la cocina de Cantón, que tiende a ser dulce y variada. El arroz en sus diferentes formas, como por ejemplo bolas y pasteles, son acompañamientos habituales en la cocina meridional.
En la cocina china, se concede igual importancia al color, aroma y sabor de los platos. Por lo general, en todo primer plato se combinan de tres a cinco colores diferentes.
A la hora de preparar cualquier plato es de la máxima importancia preservar la frescura y el sabor naturales de sus ingredientes, así como eliminar cualquier olor a pescado o a caza no deseado. En la cocina occidental, se suele usar el limón para hacer desaparecer el sabor a pescado; en la cocina china, la cebolleta y el jengibre desempeñan una función similar.
El color, el aroma y el sabor no es lo único que se toma en consideración en la cocina china. La nutrición, naturalmente es lo principal.
Los chinos poseen ciertas normas y costumbres relacionadas con las comidas. Por ejemplo, se debe comer sentado. Existe un orden preestablecido que determina quien debe ocupar el primer lugar entre los hombres, las mujeres, los ancianos y los jóvenes. El plato principal se debe comer con los palillos y la sopa con cuchara. Los banquetes chinos se organizan mesa por mesa, y en cada mesa suelen sentarse de diez a doce personas. Un banquete típico puede constar de cuatro platos de aperitivos, como pinchos fríos o entremeses calientes; seis u ocho platos principales; algo para picar y postre.
Existen varios métodos de preparación: rehogado, estofado, al vapor, muy frito, pasado rápidamente por la satén, etc. Los platos pueden ser sabrosos, dulces ácidos o picantes. Los colores más habituales son rojo, amarillo, verde, blanco y caramelo. Se emplean también guarniciones como tomates, rábanos blancos chinos, pepino, etc., que se cortan o esculpen para hacer el plato más atractivo a la vista. Todos estos elementos contribuyen a hacer de la comida china una fiesta para los ojos, el olfato y el gusto.
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